TIEMPO, MUERTE E
INMORTALIDAD
EL TIEMPO
La primera
consideración que se debe hacer sobre el tiempo es su carácter esencial en la
vida humana. El hombre es un ser temporal: habita en el tiempo y se mueve en el
marco y en el horizonte de la temporalidad. La filosofía ha ido tomando cada
vez más conciencia de este hecho, y se ha dado con cierta frecuencia de
errores.
El primero ha
consistido en pensar al hombre como un ser fundamental estático e introducir el
tiempo desde afuera, como algo que existe cuya importancia es accidental, el
hombre es como un muñeco mecánico, se mueve pero cuya estructura no cambia
esencialmente por estar parado o en movimiento.
El segundo error es
limitar la influencia del tiempo a la corporeidad, es decir entender la
temporalidad como un proceso fundamentalmente biológico y corporal: el cambio y
modificación de nuestro organismo que lleva al envejecimiento y, finalmente a
la muerte. El tiempo o más bien la temporalidad del ser humano es mucho más que
eso, es un modo de ser, su modo específico de estar en el mundo y afecta por
tanto a todas las dimensiones: cuerpo, psique y espíritu.
La persona es un ser
sucesivo, somos seres en movimiento, vivimos de un pasado que ya no somos
mientras pensamos y actuamos en vista de un futuro que seremos más adelante. El
pasado se recuerda en la memoria y el futuro se anticipa en el proyecto
imaginario; pero de modo más inmediato, la vida es retención y protencion. El
hombre es pues un dialogo de pasado y futuro que se realiza en el presente. Lo
que soy y lo que hago depende de lo que he sido y de lo que quiero ser.
El tiempo y la vida
humana está estructurado o en otras palabras es homogénea y fluye de manera
constante.
LUCHA CONTRA EL
TIEMPO
La finitud del tiempo
ha impulsado desde siempre al hombre a una lucha por dominarlo y por
controlarlo, deseamos hacer cosas y no disponemos del tiempo suficiente o
queremos que determinados momentos u obras permanezcan. Aunque con los
increíbles medios que poseemos parecen eliminar las fronteras temporales: todos
hace cada vez más de prisa y en menos
tiempo.
Hay un primer
sentimiento de tristeza porque la vida
aparece como algo inmensamente valioso pero sujeto a un devenir fugaz e
incontrolable. Surge un elemento típico en la experiencia de la temporalidad:
la perplejidad. El tiempo por tanto de manera inevitable a la cuestión final y última:
la de la muerte y la inmortalidad.
QUE ES MORIR?
EL HECHO DE LA MUERTE
Sabemos que vamos a
morir porque constatamos que nuestra estructura como personas está abocada a la
muerte, nuestro cuerpo envejece y se hace incapaz de cumplir las funciones
orgánicas y causa la muerte, pero además es nuestra propia estructura psíquica
la que nos produce la conciencia de la
muerte.
¨todas las personas poseen un flujo
vital, cuyo horizonte se va reduciendo con la edad; el horizonte del joven es
casi infinito y siente que tiene todo el mundo por delante. La muerte por tanto
se presenta como un hecho no solo por una constatación externa, si no por una
experiencia personal e interior.
La postura clásica ha
insistido en la muerte como separado del alma del cuerpo, el sujeto no es
mortal, sino que lo es el cuerpo. La muerte no es algo que suceda solo al final
de la vida, sino que está presente en la vida. La muerte no muere, en sentido estricto,
ni el cuerpo del hombre ni su alma, si no el hombre en sí mismo, es decir la
persona.
La muerte juega un
papel esencial en nuestra vida hasta el punto de que esta seria radicalmente
distinta no existiera la certeza de la muerte, esta se hace presente primero como
posibilidad y la vida humana que es muy frágil.
LA MUERTE COMO DESTRUCCIÓN DE LA PERSONA
La muerte es
desvanecimiento y desaparición del mundo, además supone la muerte de la
corporeidad por eso la perdida significa la destrucción de la persona en cuanto
tal de toda la persona. No muere solamente el cuerpo, muere el sujeto completo,
el hombre y la mujer.
El hombre necesita
saber que pasa después de la muerte para que su vida y su muerte tengan
sentido.
LA MUERTE DEL HOMBRE
CONTEMPORANEO
Se caracteriza
principalmente por el intento de ocultación, por el rechazo de radical de la
muerte y su expulsión del terreno en el que se vive. Antiguamente, la situación
era diversa: el ritmo más lento y pausado de la vida, más monótono y ligado a
las estaciones y a las fuerzas de la naturaleza. La muerte se privatiza, se
convierte en un hecho personal y privado que la sociedad esconde con aprensión.
EL MISTERIO DE LA
INMORTALIDAD
El rechazo humano a
la muerte se manifiesta en el anhelo de inmortalidad en el deseo de permanecer,
de durar, y no hundirse en el pantano que parece conducir a la nada y a la
oscuridad y en el deseo de saber si existe algo más allá de la muerte que
garantice la supervivencia.
ANHELO Y CONVICCION
Una primera
manifestación de la inmortalidad es el deseo de permanecer de algún modo entre
los hombres después de la muerte.
LA INMORTALIDAD
PERSONAL
Una cosa es que mi
influencia perdure de algún modo en el mundo y otra muy distinta, es que yo
perdure después de la muerte. ¿En que se basa esta creencia en la
supervivencia? La mayor parte de las religiones la afirman y el hombre la
acepta sin problemas, lo cual significa que intuye que se trata de algo
coherente y verdadero.
LAS PRUEBAS
FILOSÓFICAS DE LA INMORTALIDAD
Existen pruebas
clásicas para fundamentar la inmortalidad que no parecen completamente
convincentes. La línea agustiniana es la capacidad del hombre de conocer la
verdad, como la verdad inmortal y no cambia con el tiempo, su sede que es el
hombre, también tiene que ser inmortal.
¨todo el que tiene
intelecto naturalmente desea ser siempre. El deseo natural no puede ser vano ,
por tanto toda substancia intelectual es incorruptible¨
Tomas de
Aquino.
La clave para
fundamentar la pervivencia después de la muerte: la existencia en el hombre de
un núcleo espiritual, al que clásicamente se denomina alma, que transciende a
la corporeidad y al tiempo.
¿Qué hay después?
El mas allá es un
mundo no solo desconocido, si no inaccesible al que solo podemos acceder
mediante la religión y la comunicación con Dios.
El sentido y el valor
de esta vida dependen en buena medida de lo que suceda en la próxima. El
sentido último de la vida y el papel que desempeña la religión en la vida del
hombre.
Uno de los más grandes misterios en esta vida es el de la muerte y el mas allá, cosa que nadie puede explicar de una manera verídica ni acertada; la gran mayoría de gente cuando esta joven no buscan el sentido de la vida ni de lo que hacen por eso se pierden en el juego de la juventud y en el futuro no saben hacer ni logran nada. La gente adulta al contrario ve próxima su partida de este mundo y ya nos son tanto las cosas materiales si no lo inmaterial lo que van buscando, pues al final de todo el cuerpo muere y lo que nunca muere es el alma de la persona, que según la biblia va a un lugar hermoso si ha sido buena y pura.
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